El abeto es uno de las especies de árboles con abundante presencia en nuestros hogares en fechas navideñas. El abeto, cuyo simbolismo se remonta a tradiciones paganas en las que representaba el árbol del universo, asociado con la longevidad y la vida eterna, en cuya copa se hallaban los dioses y en sus raíces los muertos. La tradición cristiana, por su parte, en vez de prohibirlo, se optó por integrarlo adaptándolo a las celebraciones navideñas.
Con el transcurso de las generaciones se hizo más común, de modo que comenzamos a decorar nuestras casas con el tradicional belén – con «cagané» incluido – y un abeto de Navidad hasta que Greenpeace planteó el dilema de la sostenibilidad medioambiental fomentado, en gran medida por la creencia de que cortar un árbol produce un daño irreversible al medio ambiente y a la salud del planeta.
¿Cortar un árbol influye negativamente en la sostenibilidad medioambiental?
La respuesta es sí y no. Si influye negativamente cuando el árbol se tala y no se sustituye por otro árbol. Esto es común en maderas procedentes de países en los cuáles no se gestionan los bosques y la tala indiscriminada está generando deforestación. Sin embargo, no influye negativamente si la tala es controlada y se gestiona adecuadamente la masa forestal. La tala controlada contribuye al desarrollo económico de las zonas rurales generando empleo y frenando la despoblación de éstas área.
¿De dónde proceden los abetos que encontramos en los hogares catalanes?
Hay plantaciones en la zona del Montseny-Guilleries, entre la comarca de la Selva en Girona y la comarca de Osona en Barcelona. Poblaciones como Sant Hilari Sacalm, Arbúcies, Viladrau, y Espinelves concentran el 95% de la producción de los abetos que se venden en los mercados navideños.
El abeto de Navidad es el Abeies nordmanniana procedente de Georgia y es un árbol de secano que requiere poca pluviometría aunque más abundante que la de los últimos veranos en los que las altas temperaturas y la falta de lluvias hacen que los abetos más jóvenes de las plantaciones (uno o dos años) perezcan chamuscados.
En 2008 se introdujeron abetos de plástico en el mercado catalán respondiendo a la creencia popular de que talar un abeto incide negativamente en el medio ambiente. En consecuencia, se redujeron considerablemente el volumen de ventas de abetos y la tendencia actual es un repunte progresivo del sector.
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