«Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló! … »
Antonio Machado
Así me sentí yo en el Saló de l’Ocupació el pasado 15 y 16 de octubre de 2025. Como ese niño que sueña con una oportunidad, con un espacio donde la madera, el oficio, el emprendimiento y la inclusión se encuentren. Preparamos un taller con ilusión; queríamos mostrar que la carpintería puede ser creativa, digna y también femenina. Pero cuando abrimos los ojos, el caballo había volado.
Los visitantes —estudiantes, recién llegados, personas desempleadas, trabajadores que querían dar un nuevo giro a su trayectoria profesional— buscaban empleo, pero lo que encontraban a menudo era desorientación y promesas de ofertas laborales, quién sabe si reales. Igual que el niño decide volver a soñar en el poema de Antonio Machado, yo quiero volver al Saló de l’Ocupació con nuevas propuestas, con empatía, con ganas de mejorar. Quizá necesitemos disponer de un espacio más adecuado y una ubicación más próxima al el emprendimiento que es necesario impulsar en el sector de la madera.
Propuestas para mejorar la empleabilidad en el Saló de l’Ocupació
- Evitar vincular la ocupación al trabajo por cuenta ajena. El Gremi Fusta i Moble, por ejemplo, estaba en el área de formación. El sector de la carpintería requiere fomentar el trabajo autónomo. El emprendimiento es la opción laboral más común en la mayoría de los oficios. ¿Quizá los organizadores del Saló de l’Ocupació han conducido erróneamente a los visitantes a una realidad desdibujada e inexistente?
- Visibilizar mejor los empleos reales y activos mediante paneles informativos claros, demostraciones en vivo y testimonios de profesionales en activo.
- Fomentar los talleres, las entrevistas —distinguiendo entre reales e irreales — y los espacios de networking. Todas estas opciones funcionan bien, si el público sabe cómo aprovecharlas.
- Comunicación. El Saló de l’Ocupació no comunicó bien qué es ni qué ofrece. Muchos visitantes no entendían qué podían encontrar allí.
- Muchas personas se acercaban preguntando directamente: “¿Qué trabajo me puedes ofrecer?”
- Otras estaban desorientadas, sin saber adónde ir ni qué hacer.
- Las colas de entrada y salida. Sí, correcto: incluso para marchar del recinto había que hacer cola para escanear el código QR de visitante o expositor.
- El edadismo. Se ha prolongado la edad de jubilación, pero las personas mayores de 55 años tienen grandes dificultades para encontrar trabajo. No percibí ninguna oportunidad para este colectivo.
- Visibilizar cómo dar un giro a la trayectoria profesional. Me pregunto si, además del Gremi Fusta i Moble, había otras entidades que lo ofrecieran.
Y antes de concluir, una reflexión final con el objetivo de mostrar empatía hacia los demandantes. Mi recomendación es que no se desanimen. Quizá acudieron atraídos por los 600 puestos de trabajo anunciados, y quizá salieron con las manos vacías. La búsqueda de empleo es un proceso, y el Saló de l’Ocupació es una herramienta más. Para encontrar trabajo hay que utilizar todas las herramientas y todos los recursos que las personas demandantes tengan a su alcance.