por Maria Fernandez Alonso | Oct 12, 2025 | Posts, Sostenibilidad
Os habéis preguntado si la aplicación de la legislación vigente sobre la ZBE —Zona de Bajas Emisiones— acabará siendo otra de esas medidas bien intencionadas, pero convertida en una Zona de Burocracia Estancada, hasta que ya es demasiado tarde y alguien diga: “¿Cómo no lo vimos venir?”
Han pasado casi tres años desde su entrada en vigor (enero de 2023), y la sensación general es de desconexión entre la ley y la realidad. Ni los ayuntamientos ni la ciudadanía parecen haber interiorizado sus beneficios. De hecho, solo cinco municipios catalanes, entre ellos Barcelona —aunque sin éxito aparente— cumplen con los requisitos mínimos. Eso sí, la recaudación funciona como un reloj suizo.
Y mientras tanto, miles de ciudadanos que no pueden permitirse cambiar de vehículo quedan excluidos, generando una brecha entre quienes pueden adaptarse y quienes simplemente no tienen opción. ¿Medida ambiental o filtro económico?
El aire no miente. No entiende de normativas ni de titulares. Es como un espejo invisible que está empañado de contaminación que daña nuestras vías respiratorias.
¿Por qué Barcelona no ha logrado mejorar sustancialmente la calidad del aire con la ZBE?
Porque Barcelona es una ciudad con problemas estructurales que no se resuelven con pegatinas ambientales. Su ubicación geográfica (valle), su densidad de población, el tráfico portuario y urbano, su ineficaz red de transporte urbano e interurbano y su actividad industrial hacen que la ZBE sea sólo un parche. Un paso necesario, sí, pero insuficiente.
La pegatina no salva, no sustituye un transporte público eficaz, ni compensa la falta de planificación, ni limpia el aire por sí sola. Es solo eso: una pegatina. Y es que, paradójicamente, como demuestra el caso de Barcelona, las emisiones de los vehículos representan un porcentaje importante… pero no tanto. Según datos del INE —Instituto Nacional de Estadística— el gran volumen de las emisiones proviene de:
- Industrias como la manufacturera y la energética, especialmente aquellas que emplean energía térmica en sus procesos, como el cemento y el acero, con un peso económico que en algunas regiones supera incluso al del turismo. Podrían ser sustituidas por materiales sostenibles como la madera. Pero claro, ¿quién se atreve a cuestionar a los gigantes de nuestro PIB?
- Viviendas y estilo de vida. Todos queremos salvar el planeta… desde el sofá, con la calefacción encendida y el cargador enchufado. La sostenibilidad está muy bien, siempre que no implique renunciar a nuestras comodidades.
- Agricultura y ganadería. La contaminación por nitratos es uno de los principales problemas ambientales derivados de estas actividades. En diciembre de 2021, la Comisión Europea decidió llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la UE por no tomar medidas suficientes contra la contaminación por nitratos, según informó Euronews.
- Transporte. En mayor medida el marítimo y el aéreo. Pero, ¿quién renuncia a sus vacaciones? ¿A ese vuelo «low cost» que nos lleva a respirar otro aire, aunque sea igual de contaminado?
Y lo más importante: ¿dónde están los informes públicos que evalúan el impacto real de las ZBE? ¿Quién mide su eficacia más allá de las multas? Porque si no hay transparencia, sólo queda una un acto de fe… ¿Es posible confiar cuando nuestro contexto habitual es la corrupción?
ZBE es el primer paso, para seguir el camino, hay que saber a dónde quieres ir – Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas. En nuestra hoja de ruta, debe incluirse la consciencia y la responsabilidad ambiental de la sociedad. Como ciudadanos, tenemos que reorientar nuestro estilo de vida, exigir alternativas reales y dejar de delegar por completo en la administración. Solo así conseguiremos beneficios reales: respirar aire más limpio, reducir enfermedades respiratorias y cardiovasculares, disminuir la contaminación acústica y mejorar la calidad de vida en entornos urbanos.
por Maria Fernandez Alonso | Oct 7, 2025 | Posts
¿Qué haces con las cosas que no funcionan?
Con las cosas que no funcionan, se reparan —si compensa— o se llevan a un Punt Verd, donde se despiezan y se les da una segunda vida. Es lo que se llama buena praxis: aprovechar lo que aún puede servir y reciclar lo que ya no tiene remedio.
Pero este artículo no trata de reciclaje, trata sobre la movilidad que convierte nuestro día a día en una aventura épica. Una red de transporte eficiente debería ser la columna vertebral de la sostenibilidad medioambiental y de la calidad de vida. Mi objetivo es explorar los «hotspots» de los desplazamientos, tomando como ejemplo Cerdanyola del Vallès —aunque bien podría ser cualquier otra población catalana en la cual lo que no funciona,: se institucionaliza.
REd Nacional Ferrocarriles Estropeados… (TEN FE)
Estaréis de acuerdo conmigo que cuando el servicio de cercanías funcione regularmente será una gran noticia. A pesar de que los medios de comunicación nos informan a diario de robos de cobre, catenarias estropeadas, interrupciones del tráfico por uso indebido de las vías (o el eufemismo de suicidios y atropellos)…
A todo esto hay que sumarle las decisiones tomadas por mentes brillantes sin conocimientos básicos de estadística. ¿Acaso no os habéis preguntado por qué en horas punta circulan trenes cortos y fuera de esas franjas horarias, trenes largos?
Pero la infraestructura no es lo único que falla. Las familias numerosas y monoparentales no pueden adquirir billetes con el descuento que legalmente les corresponde fuera de las grandes urbes. ¿Os habéis dado cuenta de que ahora no hay personal que venda billetes en las taquillas de RENFE de ciertas poblaciones? Pues bien, estos títulos de transporte sólo pueden adquirirse en taquilla, porque no están disponibles en las máquinas dispensadoras ni en trenes sin revisores. Resultado: si no hay taquilla, no hay billete. Y si no hay descuento, se está denegando rl derecho a la correspondiente bonificación a colectivos vulnerables.
Cerdanyola del Vallès: entre la Ciudad de los Prodigios y el limbo del transporte
En Sin noticias de Gurb (1991), novela de humor satírico en la que un par de extraterrestres aterrizan en Cerdanyola y se pierden en la Barcelona preolímpica intentando entender el comportamiento humano, su autor, Eduardo Mendoza escribió:
«… los seres humanos utilizan una gran variedad de medios de locomoción, todos los cuales rivalizan entre sí en lentitud, incomodidad y peste…»
Han pasado 34 años, casi 35… y todo sigue igual: la ciudadanía se pierde —literalmente— esperando soluciones.
Cerdanyola del Vallès está a apenas 6 km de La ciudad de los Prodigios, conectada por la línea E3, que debería pasar cada 10 minutos, pero lo hace cada 20. Mientras tanto, Ripollet —con una superficie siete veces menor y menos población— disfruta de una frecuencia de 6 minutos en la línea E4, independientemente de si es horario lectivo o no. ¿Es una broma de mal gusto o simplemente humor negro transformado en resignación?
El E3 (Barcelona – Cerdanyola – UAB) quizás funcione bien para los estudiantes de la UAB… aunque tampoco lo aseguro por tratarse de una línia que debe seguir la ruta de los atascos.
¿Y los 54 autobuses publicitados?
Lo que está claro es que los 54 autobuses que comenzaban a operar el 22 de septiembre de 2025, no sólo no se ven, sino que han desaparecido.
¿Será que los autobuses están en modo invisible?
Alternativa de conexión con los FFCC: la odisea intermunicipal
Y si en un alarde más de imaginación que competencial los responsables de movilidad descubrieran la necesitan conectar Cerdanyola con otras zonas del Vallès más allá de la Meridiana y descubrieran los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya?
Un autobús que funcionara como lanzadera con Sant Cugat, Sabadell o Terrassa no solo reduciría el tráfico en vehículos privados sino que también facilitaría la transición a la ZBE (Zona Bajas Emisiones). Sin embargo, hoy, el transporte público es una alternativa inviable para la sostenibilidad.
Evidentemente, para que lo fuese habría que despertar del letargo institucional y hacer honor al famoso “Facta, non verba” solicitado por gran parte del electorado del cabildo. Hasta ahora, lo único que se manifiesta con más frecuencia que el transporte público es la publicidad engañosa de los 54 autobuses fantasma.
Retrasos, productividad y salud pública
Como consecuencia directa de la ineficacia del transporte público —ese ser mitológico que aparece cuando menos se le espera y desaparece cuando más se le necesita— las carreteras se saturan. El acceso a las grandes urbes se convierte en una aventura diaria, con un incremento de vehículos que circulan entre obras medallita- diseñadas más para cortar cintas que para mejorar la movilidad.
El resultado: un embudo crónico donde el tiempo se evapora y las mejoras nunca llegan. Todo esto en un país donde la presencialidad laboral sigue siendo dogma, como si fichar en persona en un momento determinado sea más sinónimo de productividad que llegar puntual y descansado al puesto de trabajo. Los retrasos generalizados también repercuten directamente en la salud física y mental de la población activa. Trayectos de treinta minutos se han triplicado o cuadriplicado.
¿Y si protestar fuera tan frecuente como esperar?
Protestamos mientras esperamos: en la estación de tren, en la parada de autobús, en el coche atrapado en un atasco.. Curiosamente, en plena era de la hiperconexión, también podríamos protestar digitalmente durante ese tiempo en el que no podemos atender a nuestra familia, ir al gimnasio o simplemente vivir. Y en este punto me pregunto: ¿Por qué seguimos repitiendo quejas pasivas e ineficaces como si fueran parte del mobiliario urbano, en vez de actuar con la frecuencia que exigimos al transporte público?
En mi opinión, se debe protestar donde corresponde: compañías de transporte y ayuntamientos hasta que se aburran o se saturen de trabajo. También se puede presionar a través de los medios de comunicación —prensa, televisión, radio— y sobre todo, allí donde más duele: en las urnas.
Si te resuena lo explicado en estas líneas, te invito a compartir este artículo como forma de protesta. Hazlo circular, úsalo cada vez que escribas una queja, y añade en los comentarios tu experiencia o los problemas de movilidad que conoces. Porque visibilizar lo que no funciona es el primer paso para que implementar soluciones deje de ser un sueño… y empiece a ser una exigencia colectiva.
por Maria Fernandez Alonso | Sep 25, 2025 | Posts
Dime cómo hablas y te diré quién eres… George Bernard Shaw en Pigmalión exploró cómo el lenguaje denota la posición social porque éste modela la identidad individual y grupal. Hablar bien nos hace libres: permite pensar con claridad, expresarnos con precisión y escuchar sin prejuicios. Esta gran obra es también muy crítica con el sistema educativo de la época.
Padres y docentes deberíamos reflexionar con urgencia y preguntarnos por qué, teniendo más medios que en ningún otro momento de la historia, el nivel de comprensión del lenguaje disminuye progresivamente. ¿Cómo es posible que nativos digitales no sepan utilizar una fotocopiadora? ¿O que sean incapaces de comprender instrucciones básicas en una aplicación? ¿Por qué se ha perdido la capacidad de leer con atención, de seguir una secuencia lógica, de interpretar un texto más allá del titular?
Actualmente, el uso de la lengua española se ha convertido en una auténtica paradoja. Con 500 millones de hablantes, presente en medios, redes, plataformas y entornos educativos, se emplea cada vez con menos rigor, sin criterios de corrección, precisión ni coherencia. Lo que antes era un error, se ha convertido en una variante y lo que antaño se corregía, hoy, se viraliza.
Frecuentemente se utilizan construcciones que rompen con el principio de economía del lenguaje y reflejan un profundo desconocimiento del lenguaje. Incapaces de proporcionar el máximo de información con el mínimo de palabras se magnifica la redundancia:
“¿Cómo cuánto tiempo tardas en hacer tus deberes?” en lugar de “¿Cuánto tardas?”
“¿Qué tan difícil fue tu examen de matemáticas?” en vez de “¿Fue difícil tu examen?”
“¿Cómo qué tan seguro es este método?” en vez de “¿Es seguro este método?”
“¿Qué tan lejos está tu casa?” en lugar de “¿A qué distancia está tu casa?”
Estas fórmulas, que se repiten por influencia de medios y redes sociales, no solo empobrecen el idioma: entorpecen la comunicación. Se pierde claridad, se diluye el mensaje y se normaliza una sintaxis que no responde a la lógica del español culto.
Lo más preocupante es que el error se perpetúa no solo en el habla cotidiana, sino también en el desarrollo de aplicaciones educativas y contenidos digitales que, en su versión castellana, están incorrectamente programadas. Es decir, estamos abandonando el patrimonio del español normativo para normalizar fórmulas lingüísticas que triunfan por su sonoridad o por su impacto viral.
El resultado es un empobrecimiento léxico, gramatical y expresivo. Se reduce el vocabulario activo, se simplifican las estructuras, se pierde la capacidad de matizar. Y con ello, se debilita el pensamiento.
Hablar bien no es un lujo. Es una forma de pensar bien, de hacerse respetar, de construir ciudadanía. Dominar el propio idioma es una responsabilidad compartida: de los docentes, que deben enseñar con rigor; de las familias, que deben corregir y acercar a la cultura; y de cada individuo, que debe elegir lecturas de calidad, libros y artículos bien escritos, que además de enriquecer el léxico, permiten dominar las estructuras lingüísticas. Escuchar programas culturales, entrevistas bien conducidas, conferencias y debates también contribuye a educar el oído y afinar el pensamiento.
Porque como bien nos enseñó Shaw, el lenguaje, además de describirnos, nos define. Y ahora que te lo he contado, tú decides…
por Maria Fernandez Alonso | Sep 20, 2025 | Posts
Gastronomia o espectacle grotesc?
Aquest estiu vaig mirar el programa Joc de Cartes d’estiu, conduït per Marc Ribas, amb la il·lusió de descobrir cuines autèntiques i plats preparats per professionals que estimen el que fan. Però el que vaig trobar va ser una tragicomèdia digna d’Eugène Ionesco, amb mosques al sostre, pastissos fora de la nevera, menjar en mal estat i una tapa de vàter amagada darrere el rentavaixella. La gastronomia catalana convertida en teatre de l’absurd, on el plat estrella és un espectacle vergonyós.
El programa, que hauria de mostrar passió per la cuina, sembla més preocupat per generar drama que per respectar el producte o el comensal. Una cambrera que, més que servir plats, sembla que estigui fent càsting per a una obra de teatre amateur. Les seves cares de fàstic són tan exagerades que si persisteix i estudia interpretació, potser troba lloc en un escenari i lluny de la cuina.
“Una tapa de vàter darrere el rentavaixella no és decoració. És simbolisme. És l’absurd fet gastronomia.”
Higiene, actitud i autenticitat: el que no puntua
Jo, que valoro una «mise en place« neta, un plat cuinat amb consciència i una actitud professional. I, per contra, trobo que hem arribat a normalitzar que qualsevol pugui obrir un restaurant. Potser és que m’he tornat exigent. O potser és que, cuinant a casa, sé exactament què menjo, com s’ha tractat i que està cuinat amb cura i atenció al detall. I sí, al meu criteri, el millor restaurant és aquell on la passió no es puntua, sinó que es viu.
Personalment, recomano aquest programa als inspectors de sanitat. És eficient, entretingut i, sobretot, molt revelador. Si us plau, aprofiteu que la televisió us fa el treball de camp amb càmeres amb primers plans de paneroles. Això evitarà visites a urgències. El programa, sens dubte, és una espècie CSI de la restauració a Catalunya.
Menjo millor a casa…
Al llarg de la meva vida he après que cuinar comença al mercat, s’ha de triar bon gènere i afegir-hi amor. Però aquesta novena temporada del concurs culinari, m’ha decebut i encara més, se me n’ha anat la gana d’anar a menjar a establiments de restauració. Això és perquè si jo vaig fora, vull menjar bé i a més de l’àpat valoro la higiene, el respecte pel menjar i pel comensal.
Teatre de l’absurd i gastronomia televisiva
Miguel de Unamuno es preguntava si vivim o representem. Als capítols d’aquesta novena temporada, l’ofici dels fogons no es viu, es representa i el xef no és cuiner, és actor en una tragicomèdia de fogons. Com a Tot Esperant Godot, de Samuel Beckett, alguns espectadors esperen una revelació que mai arriba. Altres, simplement gaudeixen del teatre. I mentre uns esperen i altres riuen, les paneroles passegen com si fossin clients habituals.
Per finalitzar, us vull deixar unes preguntes amb l’objectiu de convidar-vos a la reflexió:
Com hem arribat a permetre que la gastronomia catalana es converteixi en un teatre de l’absurd?
Si això és el que es mostra davant les càmeres, què ens espera als establiments de restauració quan no hi ha la càmera?
Creieu que això és un bon màrqueting per als establiments de restauració?
por Maria Fernandez Alonso | Jul 17, 2025 | Posts
Les competències de màrqueting són transferibles a l’àmbit educatiu. En aquest post vull extrapolar els principals principis i fer una reflexió que neix de la meva experiència professional. En la meva trajectòria he dedicat una part important del meu temps a la formació amb alumnat divers: adults, adolescents i joves en matèries com ara l’anglès, la prevenció de risscos laborals, màrqueting turísti i inserció laboral.
Enguany, entre altres funcions, comercialitzo i coordino el Curs d’especialització Fusta Constructiva, organitzat pel Gremi Fusta i Moble, també assessoro sobre formació, la qual cosa m’ha portat a conèixer diferents perfils d’alumnat.
Des d’aquesta posició he pogut comprovar que tota persona que es vol formar, es mou en un entorn que cada dia es més competitiu. En conseqüència, les organitzacions educatives, per diferenciar-se de la competencia han d’anar més enllà que la mera transmisió del coneixement, cal que a més siguin capaços d’incloure en els seus programes respostes a les necessitats no només dels alumnes sinó també del teixit empresarial.
Com dissenyar llavors un programa coherent que s’ajusti a les expectatives de l’alumnat?
Per respondre a aquesta pregunta, aplicaré principis del màrquetint a l’àmbit educatiu, amb l’objectiu de mostrar com adaptaria la formació integrant les necessitats i expectatives de l’alumnat amb un programa coherent.
1. Coneixement profund del públic objectiu: l’alumnat.
Cada unitat formativa s’ha d’enfocar a un públic objectiu i, per tant, hem de disposar de la màxima informació possible: què els hi motiva, quins obstacles poden trobar en el procés d’aprenentatge, com s’interrelacionen amb la tecnologia… L’objectiu d’aquestes preguntes és segmentar per poder personalitzar l’oferta formativa.
2. Disseny orientat a l’alumnat.
Si dissenyem un lloc web, un factor importantíssim és el concepte d’usabilitat. És a dir, la facilitat de fer ús del web per aconseguir objectius concrets. En aquesta línia i traslladat a la docència, vol dir que la informació que proporcionem a l’alumnat ha de ser coherent i intuïtiva. I això aplica des de la inscripció fins a l’obtenció del certificat o títol i inclou:
– El procés de comunicació tant amb gestió acadèmica com amb l’equip docent.
– Plataformes digitals accessibles i fàcils d’utilitzar.
– Suport tutorial proactiu i resolució àgil de dubtes.
3. Integració de la tecnologia en el procés formatiu
La tecnologia ha de ser una eina que simplifiqui i enriqueixi l’aprenentatge, no una barrera. El seu propòsit és millorar l’experiència formativa, fent-la més accessible, interactiva i eficaç, sense afegir complexitat innecessària. Ha de ser un facilitador constant.
4. Valor emocional i reconeixement.
Els serveis educatius no són només transaccions: són processos de transformació de persones. Reconèixer els assoliments, celebrar els progressos i generar comunitat són elements clau per crear vincles duradors amb l’alumne.
5. Avaluació. La tendència actual ens dirigeix cap a l’avaluació contínua i millora tot i que la meva predilecta és l’avaluació única perquè permet avançar a un ritme autònom. Per contra, l’avaluació continuada marca un ritme que contribueix a l’assoliment dels objectius didàctics sense generar l’angoixa d’una prova única. En qualsevol supòsit, cal escoltar a l’alumnat, analitzar comportament, resultats, capacita d’adaptació i sens dubte, revisar les enquestes de satisfacció.
Conclusions
En definitiva, cal incorporar estratègies del màrqueting a l’hora de dissenyar experiències educatives. Quan l’alumne se sent escoltat, acompanyat i valorat, no només aprèn millor, sinó que es converteix en prescriptor del servei. En aquest sentit, el màrqueting educatiu ha de transcendir la promoció per esdevenir una eina de transformació i fidelització.
por Maria Fernandez Alonso | Jun 28, 2025 | Posts
Superar el nivell més alt de català no només és un repte personal, sinó també una eina clau per créixer i connectar millor amb el meu entorn.
La meva història amb la llengua catalana va començar quan tenia cinc anys, en arribar a Barcelona i adonar-me que parlaven diferent de com jo ho feia llavors. Així que li vaig preguntar a la meva cuidadora: Quan parlaré en català? La seva resposta va ser que necessitava temps i pràctica, i que per començar podia aprendre aquest embarbussament:
«Setze jutges d’un jutjat mengen fetge d’un penjat. Si el penjat es despenja, els setze jutges del jutjat no podran menjar més fetge del penjat.«
En aquella època, tot i que els meus veïns eren catalans, jo no escoltava gaire el català al carrer i, a més —malgrat la imatge que sovint es té dels catalans fora de Catalunya— a mi sempre em parlaven en castellà. I va ser així durant gairebé quinze anys. A més, vaig estar escolaritzada en castellà i, en arribar a la universitat, havent triat Turisme i després Filologia, l’ensenyament va ser multilingüe.
Feia anys que volia avançar i treure’m el C2, principalment pel plaer d’aprendre i perquè la llengua és part de la meva identitat, tot i que vaig néixer a Austràlia i el meu origen familiar és asturià. Finalment, el setembre passat vaig tenir l’oportunitat d’inscriure’m i començar el curs al CPNL de la Generalitat de Catalunya. Aquest mes de juny ho he superat, cosa que m’ha omplert de felicitat.
El nivell C2 acredita una competència lingüística excel·lent, tant oral com escrita. Permet expressar-se amb precisió, matisos i fluïdesa en qualsevol context, sigui professional, acadèmic o social. A més, implica dominar registres formals i informals, comprendre textos complexos i argumentar amb coherència i riquesa lèxica.
Han estat mesos d’esforç, constància i molta pràctica. Aquest assoliment representa molt més que una acreditació: és una fita que reflecteix el meu compromís amb la llengua i la cultura catalana. I, arribat aquest punt, vull afegir que això no s’acaba aquí: ara disposo de més eines i recursos per continuar millorant. És a dir, superar el C2 no és pas un punt final, sinó una fita simbòlica en un camí que continua. Les llengües són vives, complexes i sempre vives. Ara em toca continuar llegint, parlant, escoltant i aprenent —amb la mateixa curiositat i estima que m’hi han portat fins aquí.
Per això mateix, m’he inscrit al Voluntariat per la llengua. Em fa especial il·lusió començar aquesta nova etapa, perquè sé que compartir la llengua amb algú altre també és una manera de continuar aprenent. Quan expliques, descobreixes. Quan escoltes, t’enriqueixes. I en cada conversa, per senzilla que sigui, hi ha una oportunitat de créixer. Aquesta nova aventura, plena de complicitats i descobertes, la compartiré amb vosaltres més endavant al blog. Segur que tindré molt per explicar.
En conjunt, en un món cada cop més globalitzat, on sovint es prioritzen llengües majoritàries com el castellà, l’anglès o el francès – que també formen part del meu dia a dia-, tenir un domini alt d’una llengua com el català és un valor afegit. Fer-lo servir a casa nostra reforça la confiança a l’hora de comunicar-se amb claredat i eficàcia. Aquesta certificació també és una manera de valorar la diversitat lingüística i cultural del meu entorn i, sens dubte, una forma de demostrar arrelament, sensibilitat cultural i capacitat d’adaptació. En conclusió, parlar català és més que parlar un idioma: és ser part activa d’una comunitat.