La electricidad en las construcciones de madera puede generar riesgos para la salud humana. Las construcciones en madera se deben adaptar al estilo de vida actual y éste requiere disponer de instalaciones eléctricas en nuestros hogares pues son consideradas como estándar de confort en todos los hogares pues facilita tareas domésticas como cocinar, lavar la ropa, … También hacemos uso en nuestro tiempo de ocio de otros dispositivos electrónicos como televisores, vídeos, equipos de música… Además, la energía eléctrica es esencia en la mayor parte de nuestras actividades tanto domésticas como laborales.

De las descritas circunstancias se deduce que, para proyectar en madera, es importante conocer cómo interactúan la madera y la electricidad. La madera es un material no conductor, pero contiene agua que si es un elemento conductor de la electricidad.

La madera es un material higroscópico. Su grado de absorción o pérdida de agua varía en función de la humedad relativa del medio ambiente. El agua está presente en la madera de tres formas:
1. Líquida: a través de los lúmenes de las células mediante tensión capilar;
2. Vapor, a través de los lúmenes de las células;
3. Difusión molecular, a través de las paredes celulares

El contenido de humedad de la madera varía en función de si la madera está recién talada o no. La madera recién talada no dispone de suficiente tiempo para secarse, por tanto, su contenido de humedad es mayor y oscila entre el 40-200 %. Este contenido disminuye una vez se ha secado, oscilando entre 8 % y el 25 % según su peso, dependiendo de la humedad relativa del aire. El promedio habitual, la humedad residual en una habitación construida con madera está entre el 10 y el 18 por ciento.

La humedad residual suele almacenarse en las vigas de maderas generando un importante riesgo pues los campos eléctricos no pueden escapar especialmente si la construcción en madera no dispone de una toma de tierra. Este es un detalle fundamental para proyectar una construcción segura.

El contenido de humedad de las distintas especies de madera hará que éstas sean un material más o menos conductivas. Entre las maderas con mayor grado de conducción eléctrica destacan el fresno blanco, el arce rojo, el roble rojo y el cerezo negro mientras que entre las de menor índice de conductividad hallamos el pino, el cedro y el abeto.

Para proyectar una construcción en madera en la cuál se realizaran instalaciones eléctricas es necesario que el arquitecto valore:

Su grado de conductividad. La conductividad de la madera pude variar por encima de los 10º C. Sin embargo, la cantidad de humedad que contenga es un factor que influirá pues a mayor contenido de humedad, mayor conductividad eléctrica.

Su constante dieléctrica. A temperatura ambiente, la madera seca tiene una constante dieléctrica que oscila entre 2 y 5. Esta constante disminuye lentamente al incrementar la frecuencia del campo eléctrico. Si aumenta la temperatura o la humedad también aumenta la constante dieléctrica.

Su factor de potencia dieléctrica. El factor de potencia dieléctrica de la madera oscila entre 0,01 para madera seca y 0,95 en especies con gran contenido de humedad. Este factor estará bajo la influencia de la interacción de la frecuencia, el contenido de humedad y la temperatura para determinar sus máximos y mínimos.

Si las construcciones en madera mal están mal proyectadas pueden someter a las personas que habitan estas viviendas a dosis constantes de contaminación electrónica desencadenando graves problemas de salud. Para protegernos debemos tomar las siguientes precauciones:

1. Uso de cables blindados para minimizar los campos electromagnéticos de baja frecuencia.
2. Correcta ubicación de los interruptores para evitar cortocircuitos.

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